huesos vacíos
pasó un abril cansado
y mayo, que se despista entre los rayos de sol
cuajados en uno solo al tocar tierra
por el costado oriental
de tus cuerdas vocales
aunque a veces te ofrezca mis huesos vacíos
y mi falta de ánimo
no voy disfrazado de falsa alarma
ni hago alarde de ser segundo premio
en un concurso caducado
digo a veces
porque no es siempre ni nunca
pero sucede que me pasan las cosas
y siempre me quedo fuera del incendio
pasó el frío de otros inviernos
curvos en un punto incierto
de máximos y mínima expresión de mí mismo
allí donde hablan mis párpados
para que me olvide de ti
no soy animal
aunque malherido de últimas palabras
ni de últimos versos, por desgracia
y me pierdo en esa sensación ingrata
de haber tenido solo a ratos
puedo cantarme como un soneto de versos inadecuados
transparentemente escasos
donde lo inoportuno crece
aunque el mundo se tiña de gris metal y morado
y luzco aquí y allá las miserias
y los malos modales
de un premiado por error
al que las nubes se le hacen cristales
cuando se dilata el tiempo
en un instante concreto
aprenderé, con el tiempo
a obviar tu nombre en los desayunos
o en el aire del abanico
a fracasar boca abajo
donde el recorrido es más pequeño
no puedo, sin embargo
por el momento
dejar de ser, a veces
un rostro que se mira al espejo
imaginando un futuro
sin esos pedacitos de ti
fluctuando en mis venas
Jordi Yévenes
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